Legumbre indispensable en los pucheros tradicionales, el garbanzo destaca por ser una fuente destacable en hidratos de carbono de absorción lenta, que producen una asimilación gradual de la glucosa.
Es muy proteico, pero al mismo tiempo, muy pobre en grasas saturadas y rico en fibra, por lo que contribuye a regular el colesterol. Al combinar garbanzos con cereales (arroz, cuscús…) la calidad de sus proteínas aumenta.
Su aporte de carbohidratos y proteínas lo hacen muy adecuado para estados de astenia, niños, adolescentes y personas que realizan esfuerzos físicos, como los deportistas.
El garbanzo es bueno para el estómago. Por su riqueza en fibra, también ayuda a las funciones del intestino, combatiendo el estreñimiento y los parásitos intestinales, contrariamente a lo que podríamos pensar.
Ya veis que existen muchos motivos para incorporarlos a nuestra dieta, pero si no os acaban de convencer, os dejo una receta con la que se pueden consumir sin enterarse. (De hecho, si no se menciona, nadie diría que esta crema los incluye).
Ingredientes:
2 cuch. aceite
3 ajos
2 cebollas
400g. garbanzos cocidos
50g. pasas
4 tomates
sal
comino