No le gusta a todo el mundo debido a su potente sabor. No obstante sus propiedades hacen que lo queramos incluir en nuestra dieta, aunque sea de vez en cuando.
Es una carne con la que tenemos que vigilar muy bien el punto de cocción, no debe quedar cruda, ni tampoco demasiado reseca. Yo siempre la aparto cuando se dora por los dos lados, si está cortado en filetes finos.
El hígado de cordero contiene una gran cantidad de proteínas que permiten el desarrollo y recuperación de los músculos. No obstante, aunque la presencia de grasas no es tan alta, sí es elevado el colesterol en este alimento. Por tanto, se debe consumir con moderación dentro de una dieta sana y variada.
Asimismo, el hígado es muy aconsejable entre personas que presentan problemas de anemia, gracias al alto contenido en hierro.
Por otra parte, es muy elevada la presencia de vitamina A en esta carne, como ocurre en el resto de hígados. Entre sus beneficios destaca el fortalecimiento de la visión y del sistema inmune, por lo que ayuda a activar nuestras defensas. No ponemos ya a cocinarlo?
Ingredientes:
800g. hígado de cerdo fileteado fino
4 cebollas cortadas en juliana
aceite
sal
Preparación:
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Sofreír la cebolla cortada en juliana, tiene que quedar muy muy hecha, confitada y de color marrón oscuro, casi deshecha.
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En otra sartén con poco aceite cocinamos el cordero, que quede dorado pero no reseco, salamos ligeramente.
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Servimos los filetes de hígado acompañados de la cebolla.